El Fantasma de Saucedilla

EL FANTASMA DE SAUCEDILLA

Un extraño personaje mantuvo en vilo a la localidad cacereña de Saucedilla allá por el año 1983, las sucesivas apariciones de una tenebrosa criatura a adolescentes del pueblo sembraron el terror.

Mari Carmen, una adolescente de 14 años, regresaba a casa sola el 17 de octubre de 1983. Ya casi había atardecido, caminaba por la avenida Juan Antonio González Amézqueta, lo hacía cabizbaja, enfrascada en sus pensamientos, la calle se encontraba ya casi en penumbra. De repente, al levantar la cabeza, una extraña figura a lo lejos despertó su inquietud, un extraño personaje se aproximaba caminando por la otra acera en dirección suya. Aquella figura avanzaba con un paso parsimonioso, tenía una estatura descomunal y vestía unos largos y oscuros ropajes. A penas habían transcurrido unos segundos cuando el extraño ser cruzó la calle cambiándose a la acera por la que caminaba Mari Carmen y comenzó a avanzar lentamente hacía ella. La adolescente fue progresivamente disminuyendo el paso hasta que se encontró frente a la figura, no debían de separarlos más de cinco metros. Mari Carmen inmóvil, muerta de miedo observaba a este extraño ser que no le quitaba la vista de encima. Entonces pudo fijarse bien en él, solo su envergadura causaba pavor:

«Creo que podía medir los tres metros de estatura. Sus ropas eran extrañas, a modo de túnica negra, muy holgada, que le caía a plomo hasta el suelo. No parecía que tuviese pies o, al menos, no los vi. Pero, es que, además, tampoco se le notaban las piernas, que se deberían dibujar en el tejido al caminar. De cualquier forma, aquel ser no se desplazaba como nosotros, iba como flotando a ras del suelo. Se deslizaba siempre a la misma velocidad, uniforme y muy lenta, sin hacer movimiento alguno con el cuerpo. Al llamarme la atención precisamente esto que digo, miré hacia donde deberían estar sus pies y observé algo que me sigue intrigando ahora. La parte baja de su vestimenta se agitaba como si tuviera algo que echara aire debajo de esos faldones, ¡vaya, que parecía que tuviera dentro un ventilador!.»

 Mari Carmen observó otros detalles de este tenebroso ser que no podrá olvidar jamás:

«En la cabeza parecía llevar un tocado, pero su rostro no lo pude distinguir, no sé si porque el gorro hacía sombra o porque la luz ya era casi inexistente. También, llevaba una especie de bolso o algo colgado. No tenía brazos o no se le apreciaban, tal vez los llevara pegados a los costados.»

Durante unos instantes, la joven no sabía como podría reaccionar este ser, entre la distancia de ambos se encontraba una bocacalle. Repentinamente y en silencio, con la misma pasmosa lentitud con la que se acercó, el extraño paseante se giró internándose por la calle que los separaba. Ella en un acto de valentía, salió detrás asomándose a la calle, pero aquella presencia se había esfumado, era prácticamente imposible que hubiese alcanzando el otro extremo de la calle en tan poco tiempo, pues no debieron pasar más de cinco segundos. Llena de pánico emprendió una desenfrenada carrera hasta llegar a su casa.

Cuatro días más tarde, Mari Carmen, acompañada de dos chavales más jóvenes, a los que le había contado la historia, salieron para buscar a esta tenebrosa criatura, y como acudiendo a la llamada este misterioso ser hizo acto de presencia. Se encontraban caminando por una de las calles del pueblo, cuando uno de los chavales vislumbró en el otro extremo de la vía una extraña presencia y comenzó a gritar y a señalarla. Un escalofrío recorrió sus cuerpos, los dos adolescentes salieron huyendo rápidamente, pero Mari Carmen se mantuvo inmóvil unos segundos sin quitar la vista de aquella extraña figura, tras un momento de observación salió huyendo tras de ellos:

«Estaba allí, parecía observarnos, asomado a la otra esquina. Sólo se le veía la cara, una cara redonda y blanca. Se distinguía perfectamente en la oscuridad, a pesar de la distancia. Era un rostro resplandeciente y sus ojos, también.»

Seguramente por miedo al ridículo y a que no la creyeran, no le contó nada a sus padres hasta pasados dos días, cuando otra chica, Mariví, de once años, llegó con el semblante desencajado contando a un grupo de amigos que había visto a una misteriosa persona muy alta vestida con un traje largo y negro.

Paralelamente a estos hechos, otra joven del pueblo, María del Mar Mariscal, de 13 años de edad, tuvo dos extrañas experiencias con un ser de similares características.

Su primer encuentro se produjo cuando la joven caminaba por la avenida Juan Antonio González. Era ya de noche y se encontraba a punto de llegar a su casa cuando a unos metros de la puerta de su domicilio observó en mitad de la calzada una silueta alta vestida con unos ropajes largos y oscuros. Esta presencia se mantenía inmóvil, parecía estar observándola. María del Mar la estuvo mirando unos segundos, apartó un instante su vista del inquietante observador y cuando volvió a mirar había desaparecido. Rápidamente se metió en casa, y decidió intentar borrar de su mente aquella visión.

Esa misma noche, unas horas más tarde, la joven volvería a tener otro encuentro con el tenebroso ser, esta vez la situación sería de mayor pánico. María del Mar y su familia no habían hecho nada más que terminar de cenar y la joven se levantó para recoger la mesa, salió al patio exterior de la vivienda donde se encontraba el cubo de la basura para tirar los desperdicios.

Cuando se disponía a tirar las sobras, junto a unos de los postes de la cancela exterior de la casa, dentro del recinto se encontraba inmóvil una figura muy alta, de aspecto humano. Llevaba una amplia túnica que no dejaba ver ni pies ni manos, parecía flotar sobre el suelo. Llevaba algo parecido a un bolso en su brazo derecho. Su cabeza tenía forma “apepinada“ y se le veía la cara perfectamente, muy pálida, con el cabello corto peinado hacia los lados y con una marca, parecida a una cicatriz bajo la mejilla izquierda. Los ojos eran muy pequeños, como dos puntos brillantes extraordinariamente oscuros. Medía más de dos metros, pues la columna junto a la que se encontraba, tenía dos metros de altura y solo alcanzaba los dos tercios de su cuerpo.

María del Mar se encontraba solamente a unos pasos de la extraña figura, ésta se mantenía quieta, pero parecía mover los labios como queriendo decirle algo y con la mano derecha le hacía gestos indicando que se acercara. La joven ni siquiera soltó lo que llevaba en sus manos, salió disparada hacía el interior de su casa, con el miedo reflejado en su rostro, entró gritando que algo espantoso se encontraba en el patio.

Su padre salió de la casa raudo, con cuchillo en mano, pero en el jardín ya no había nadie y la cancela se encontraba cerrada. Esa noche los perros de los alrededores no pararon de aullar y ladrar.

Tras los diversos avistamientos, los hechos adquirieron tal relevancia que hicieron intervenir a las autoridades, incluso la Guardia Civil acompañada de numerosos vecinos realizaron los días posteriores batidas por el pueblo y sus alrededores, intentando dar con el extraño ser sin éxito.

Para terminar, decir que las misteriosas apariciones han sido descritas de forma similar por todos sus protagonistas y que ocurrieron paralelas en el tiempo. De manera que, todo hace pensar que estamos ante un único extraño humanoide.

Tan solo unos meses antes, en concreto en julio de ese mismo año, una extraña nave a la que calificaron de nave nodriza surcó los cielos del pueblo.

¿Existe relación entre la aparición de este fantasma ensotanado y los extraños fenómenos OVNI que se produjeron en la localidad tan solo unos meses antes?

 

Fuente: Extremadura Secreta. Recuperado de http://www.extremaduramisteriosa.com/el-fantasma-de-saucedilla